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10/07/2021 / José Quintás Alonso

Denuncias falsas: han existido, existen y existirán

Hay denuncias ciertas, verdaderas y la(s) persona culpable deben de cumplir con lo que estipula la Ley vigente, personas que son condenadas, halladas culpables de los hechos denunciados.

Pero hay denuncias falsas. Han existido, existen y existirán.

Por eso es tan importante la presunción de inocencia en vez de la presunción de culpabilidad

La denuncia falsa existe siempre que se acusa a alguien de haber cometido actos que no cometió (independientemente de que la persona que acusa se lo “crea” o “no se lo crea”)

Porque determinadas personas pueden ser inducidas a creer realmente que han sido abducidas por extraterrestres, incluso violadas por ellos

Inserto tres citas del texto  de Carl Sagan «El mundo y sus demonios» Es un libro que recomiendo leer y meditar

Haz clic para acceder a el-mundo-y-sus-demonios-carl-sagan.pdf

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«La mayoría de estos terapeutas arguyen que su responsabilidad es ofrecer apoyo a sus pacientes y no cuestionarlos, mostrarse escépticos o plantear dudas. Aceptan todo lo que se les presenta, por extraño que sea. A veces, la incitación de los terapeutas no es sutil en absoluto. Aquí tenemos un informe (del FMS Newsletter de la Fundación del Síndrome de Falsa Memoria, vol. 4, núm. 4, p. 3, 1995) que no tiene nada de atípico:

Mi antiguo terapeuta ha atestiguado que todavía cree que mi madre es satanista, [y] que mi padre me molestó… El delirante sistema de creencias y las técnicas de mi terapeuta a base de sugestión y persuasión me llevaron a creer que las mentiras eran recuerdos.

Cuando yo dudaba de la realidad de mis recuerdos, él insistía en que eran verdad. No sólo insistía en que eran verdad, sino que me informaba de que, para recuperarme, además de aceptarlos como reales debía recordarlos todos

En un caso de 1991 en Allegheny County, Pennsylvania, una adolescente, alentada por un maestro y un trabajador social, acusó a su padre de haber abusado sexualmente de ella, lo que desembocó en su detención. Nicole también declaró que había dado a luz tres niños y su familia los había matado, que había sido violada en un restaurante lleno de gente y que su abuela volaba montada en una escoba. Nicole se retractó de sus acusaciones al año siguiente y se retiraron todos los cargos contra su padre. Nicole y sus padres formularon una denuncia contra el terapeuta y la clínica psiquiátrica a la que había sido enviada ella después de haber hecho las acusaciones. El jurado encontró que el doctor y la clínica habían actuado con negligencia y concedió casi un cuarto de millón de dólares a Nicole y sus padres. Cada vez hay más casos de este tipo.»

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Algunas mujeres, según cuenta la historia, son fecundadas con esperma de uno o varios extraterrestres; a continuación, éstos retiran el feto. Se habla de números ingentes de casos de este tipo. ¿No es raro que no se haya visto nunca nada anómalo en las ecografías habituales de estos fetos, o en la amniocentesis, y que nunca haya habido un aborto que fuera un híbrido extraterrestre? ¿O es que los médicos son tan idiotas que echan una ojeada al feto, ven que es medio humano y medio extraterrestre y pasan al siguiente paciente? Una epidemia de fetos perdidos es algo que sin duda causaría revuelo entre ginecólogos, comadronas, enfermeras de obstetricia, especialmente en una época de intensa conciencia feminista. Pero no se ha producido ni una sola denuncia médica que dé credibilidad a esas informaciones.

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Lentamente va tomando consistencia la hipótesis de que se trata de imitadores. La gente simula encontrar jeringas en latas de refrescos. ¿Por qué? ¿Qué posibles motivos había? Algunos psiquiatras dicen que los principales motivos son la avaricia (denunciar al fabricante por daños), afán de atención y la necesidad de ser retratado como víctima. No hay terapeutas que insinúen que en realidad hay agujas en las latas y apremien a sus pacientes —sutil o directamente— a informar públicamente de la noticia. Además se imponen penas severas por desprestigiar un producto, e incluso por alegar falsamente que un producto ha sido manipulado. En cambio, hay terapeutas que animan a los abducidos a contar sus historias a audiencias masivas, y no hay multas por declarar falsamente haber sido abducido por un ovni. Sea cual sea la razón para emprender este camino, sin duda debe de ser mucho más satisfactorio convencer a los demás de que uno ha sido elegido por seres superiores para sus propósitos enigmáticos que de haber encontrado por mera casualidad una jeringa hipodérmica en un refresco.

Hace tiempo, mucho tiempo, alguien escribió: No darás falso testimonio ni mentirás

La cosa es «vieja»

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