Saltar al contenido
12/19/2021 / José Quintás Alonso

Escepticismo o barbarie

Estaba trabajando sobre unas notas y la navegación me llevó a dos lugares que me sorprendieron y al mismo tiempo me alegraron/motivaron para escribir este post en la tarde de este sábado, pelín lluvioso y totalmente otoñal.

En primer lugar y de la mano de una búsqueda sobre el kit del escéptico fui a parar al sitio «Escepticismo o barbarie»; sabedor de «Socialismo o barbarie» que sin duda reflejaba bien su época, hacia tiempo que buscada adaptar el slogan a los acontecimientos vividos y que refutan que únicamente sean esos los dos caminos posibles, dado que a la barbarie se puede llegar por múltiples caminos, sin descartar el ya trazado por el comunismo autoritario y compañeros de viaje. Y entonces llegué al site «Escepticismo o barbarie«, aprecié inmediatamente la «mutación» de la frase y pienso que, sin poder estar seguros de que la organización de una sociedad compleja basada en el «escepticismo», en el método científico, no pudiera acabar convirtiéndose en otra barbarie más cuando se fijaran los procedimientos y leyes para «obligar» de forma generalizada, es un camino, una superación y un abandono explicito de formulas que ya han mostrado algunas de sus peores facetas.

Mira por dónde, el hilo me llevó en unos minutos a una banda asturiana, cuya música desconozco totalmente, que responde al nombre de «Nocivos«, y de la que únicamente he escuchado hoy mismo una canción que responde al nombre «Escepticismo o barbarie«, que podéis reproducir clicando el anterior enlace. En dicha página puede leerse una nota que recomienda, entre otras, las siguientes obras:

“El mundo y sus demonios” de Carl Sagan,

“¿Qué significa todo eso?” de Richard Feynman

Me parece oportuno incluir estas nueve «reglas» de C Sagan:

  1. Siempre que sea posible debe haber una confirmación independiente de los «hechos».
  2. Estimular un exhaustivo debate involucrando a los defensores y detractores mejor informados, desde todos los puntos de vista.
  3. Los argumentos de autoridad tienen poco peso. Las «autoridades» han cometido errores en el pasado. Lo harán de nuevo en el futuro. Puede que sea más correcto decir que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, hay expertos.
  4. Barajar más de una hipótesis. Si hay algo que explicar, piense en todas las diferentes formas en las que se podría hacer. Luego piense en formas con las que poner a prueba y poder refutar sistemáticamente cada una de las alternativas. Lo que sobrevive, la hipótesis que resiste la refutación darwiniana en esta selección entre «múltiples hipótesis de trabajo», tiene la mejor oportunidad de ser la respuesta correcta que si simplemente se hubiera quedado con la primera idea que pasó por su mente.
  5. Intente no encariñarse con una hipótesis sólo porque es la suya. No es más que una estación de paso en la búsqueda del conocimiento. Pregúntese por qué le gusta la idea. Compárela a fondo con las alternativas. Vea si se pueden encontrar razones para rechazarla. Si usted no lo hace, otros si lo harán.
  6. Si aquello a lo que se busca explicación es susceptible de medirse, de atribuirle alguna cantidad numérica, tendrá mucha más capacidad para ser discriminada entre hipótesis rivales. Lo que es ambiguo y cualitativo está abierto a muchas explicaciones. Por supuesto que hay verdades que han de ser buscadas en numerosos ámbitos cualitativos a los que estamos obligados a enfrentarnos, pero encontrarlas es más difícil.
  7. Si hay una cadena de argumentos, todos los eslabones deben ser correctos (incluyendo la premisa) —no sólo la mayoría de ellos .
  8. Navaja de Occam. Esta conveniente regla empírica insta a elegir la solución más simple cuando se enfrentan dos hipótesis, que explican igualmente bien los datos.
  9. Siempre pregúntese si la hipótesis puede ser, al menos en principio, falsable. Las proposiciones que son incontrastables o infalsables no sirven de mucho. Considérese la abrumadora idea de que nuestro universo y todo en él es sólo una partícula elemental —un electrón, por ejemplo— en un cosmos mucho más grande. Pero, si nunca podemos adquirir información de fuera de nuestro universo, ¿cómo se puede saber si es cierto o no? Se ha de ser capaz de verificar las afirmaciones. Hasta el mayor de los escépticos ha de tener la oportunidad de seguir su razonamiento, de forma que pueda repetir el experimento y ver si consigue el mismo resultado.
A %d blogueros les gusta esto: