Censor: tacha la línea…
(Leo, copio y pego de “20 minutos”)
Décadas después de su fallecimiento en 1990, el novelista Roald Dahl vuelve a estar en el punto de mira a raíz de las revisiones que ha hecho la editorial de sus libros infantiles, a la que se le acusa de censura. En esas nuevas versiones, algunas partes relacionadas con temas como el peso, la salud mental o la raza, entre otros, se han visto modificadas.
La nueva edición de Charlie y la fábrica de chocolate ya no nombra a Augustus Gloop como un «enormemente gordo», sino simplemente «enorme». Del mismo modo, en Las brujas una bruja ahora puede ser una «científica de alto nivel o dirigiendo un negocio».
Estas modificaciones, que han sido llevadas a cabo por el colectivo Inclusive Minds, han generado todo tipo de críticas. De hecho, el escritor Salman Rushdie tuiteó que «Roald Dahl no era un ángel, pero esto es una censura absurda. Puffin Books y el patrimonio de Dahl deberían estas avergonzados».
(Editorial Santillana)
Comunicado oficial: ediciones de Roald Dahl en España
En la editorial Santillana llevamos más de 40 años publicando los libros de Roald Dahl. Somos sus editores originales y desde la aparición en español de Charlie y la fábrica de chocolate en 1978, traducido por Verónica Head, no hemos dejado de promover la lectura de sus geniales libros por todos los centros educativos del país. Somos, por lo tanto, la editorial que apostó desde el inicio por este AUTOR y nunca hemos dejado de hacerlo. Sus libros siempre han sido una pieza fundamental en nuestro valioso catálogo, que desde hace unos años se publica bajo el sello Loqueleo.
Siempre hemos defendido la literatura infantil y juvenil, y publicado libros, sin atender ningún tipo de censura, con independencia de las modas y circunstancias del momento. Editamos libros sin complejos, atemporales, que no subestiman al lector. Nos enorgullecemos de ello porque el oficio de editor solo se puede entender desde el respeto a los lectores y autores, y desde la honradez con las historias que nos confían y decidimos publicar.
Ya hemos transmitido, por lo tanto, a sus agentes que no vamos a adaptar los libros de Roald Dahl y, como siempre hemos hecho desde aquel lejano 1978, os seguiremos invitando a disfrutar con sus libros y con la buena LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL.
Personalmente, pienso que «las/los/les censoras/es progresistas» podrían utilizar el viejo método de tachar o cubrir con negro la línea o palabra a censurar, en vez de intentar cambiar la palabra; y no se «corten» que tienen mucha faena que hacer: Guerra y Paz, Ulises, la Biblia, Crimen y castigo, el Quijote…. Puede ser una industria, aunque, quizás, fuera mejor un Ministerio (cierto es que no son excluyentes)
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