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05/09/2012 / José Quintás Alonso

Hollande.

Me dice mi interlocutor que «ojalá Hollande arregle la situación». Le respondo que desde luego, que ojalá lo haga… por cierto, de la misma forma que ojalá lo haga Rajoy…

Porque se trata de salir de esta penosa situación; pero me temo que los electores estamos aplicando el conocido método de «prueba-error».

Dudo que Hollande pueda recurrir a la deuda para impulsar el crecimiento… por tanto deberá hacerlo con las economías logradas en base a mejorar la gestión, recortar lo superfluo, perseguir el fraude, aumentar los impuestos, incentivar el ahorro. Pero, ay!, cada medida tiene su envés.

Me asalta la duda de si habrá algún Presidente de Gobierno que piense que puede «salvarse»  la nación, Estado (lo que sea) que dirije, independientemente del resto de estados de la UE.

Desde 2010 en la UE hemos tenido abundancia de elecciones, algo así como 12. En ellas los electores, han cambiado 11 ó 12 presidentes/partidos en el poder. ¿Qué frutos ha dado el cambio? ( espero que se les de a cada uno de los recientemente elegidos al menos 18 meses para ver el resultado inicial de sus políticas).

UK, Belgica, Holanda, Irlanda, Portugal, Dinamarca, españa, Eslovaquia, Grecia, Italia, Finlandia, Eslovaquia, Francia… Cuando cada electorado haya hecho el correspondiente baile entre los partidos tradicionales…¿que ocurrirá?.

El baile de elecciones y partidos, ¿beneficia a la UE?. ¿No cabria elegir a una presidencia Europea de forma directa?.

Mientras tanto, sigo opinando que es preciso investigar sobre Diseño Social, en el sentido de profesionalizar la gestión de las organizaciones (como está la conducción de los aviones o la edificación de viviendas o carreteras), de aplicar Sistemas dinámicos, Ecuaciones estructurales, redes de Petri…

Sigo intentandolo, pero necesito ayuda. Una persona sóla puede hacer muy poquitas cosas.

NOTA.- Acabo de enterarme de que, según me han comentado, Obama, en medio de la que está cayendo, coloca como tema estrella las bodas gays. A lo mejor sus oponentes no entran al trapo, si no que inciden sobre su sistema de prioridades y/o sobre el posible sistema o sistemas que ponen de relieve las encuestas que le guian, en el caso de fallos clamorosos.

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