Se presentan sin llamarles…
Sentado en la terraza del bar de la esquina veo pasar a las personas solas, a las parejas, a los grupos; la mayoría van caminando pausadamente y en animada conversación, algunos van a bici, otros en monopatín, corriendo…pocos niños o niñas… cruzan fogonazos en forma de conversación inexistente: “baja tasa de natalidad”, “las pensiones por jubilación”, “las ayudas por dependencia”
Mientras acerco al vaso a los labios, un pensamiento, en forma de pregunta capta mi atención:
Si Carlos Marx viviese hoy, tal vez cambiaría el concepto de “proletariado” por el de “perrotariado”
Contrariado por la irrupción, mojo los labios, dejo el vaso en la mesa y esbozo una sonrisa que, supongo, se va tornando malévola…y todo ello para lanzarle como una piedra, una pregunta que no espera respuesta:
¿Quién te ha llamado, simpático? Hoy, ahora, no quiero hablar contigo; Espero que te vayas y me dejes tranquilo
Pago la cuenta y me voy calle abajo, hacia el mar
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