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10/06/2022 / José Quintás Alonso

Prohibido prohibir la opinión

Estimado Mario:

Enhorabuena por tu carrera como defensor.

Te planteo un reto y, no podía ser menos, te doy mi opinión y hago una sugerencia. Se trata de la paradoja que platea el Sr Popper, entiendo que referida al interior de un Estado (no a relaciones entre Estados); dice así:

“Menos conocida es la paradoja de tolerancia: La tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto como ellos, de la tolerancia. Con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes; mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición sería, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, sino que, por el contrario, comiencen por acusar a todo razonamiento; así, pueden prohibir a sus adeptos, por ejemplo, que prestan oídos a los razonamientos racionales, acusándolos de engañosos, y que les enseñan a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas. Deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos. Tenemos por tanto que reclamar, en el nombre de tolerancia, el derecho a no tolerar la intolerancia.”

Mi opinión es que ha estado poco brillante K Popper en estos párrafos

Por ejemplo, no considera que cuando alguien comienza a utilizar los puños o las armas, comienza a delinquir; una cuestión es “decir” y otra pasar al “hecho”

¿Tarantino estaría en el Índice? ¿Cuántas películas se prohibirían?

Cuando alguien comienza a decir que la tarea de determinado colectivo es “Destruir el sexo masculino” que es claramente un mensaje de odio destinado a algo menos de la mitad de las personas, ¿qué haría K Popper?: ¿Prohibirlo bajo juicio, multa o prisión…, por decirlo? Mi opción es opuesta a la de K Popper, pienso que deben permitirse las manifestaciones que he ejemplificado con la tarea 4º que señala Valérie Jean Solanas en su Manifiesto SCUM. Otra situación es que un Estado asuma la 4º tarea como propia, utilizando el enorme poder que tiene; si, habremos caído en un régimen intolerante y ya veremos cómo nos desembarazamos de él… no será fácil; de hecho, podemos vernos envueltos en la paradoja de ser “no caníbales” en una isla democrática en la que, democráticamente, han acordado comerse en fiesta y jolgorio a los “no caníbales”. Un riesgo.

En esa situación, ¿habría sido mejor hacer caso de la opinión K Popper? No lo creo: el camino de las prohibiciones lleva directamente a incrementarlas y, paralelamente, a aumentar la fuerza necesaria para hacer cumplir la “tolerancia intolerante” en curso.

“Prohibido prohibir opinar”, esta es mi elección

Solamente hay que ver el camino que está siguiendo los gobiernos aparentemente “progresistas” , socialdemócratas en cabeza, con sus leyes para “protegernos del odio” y, obviamente, por nuestro bien (¡La mordaza, por el invierno, abriga!: seamos positivos)

¿No pongo límite alguno? ¿Todo se puede decir? Siempre puede haber algún caso particular que evite la generalización (por ejemplo, las historias clínicas); veamos un ejemplo: afirmo que es mejor editar libros y hacer películas y obras de teatro…en las que se haga uso del insulto a las personas o se escenifiquen “escraches” …pero también afirmo que penalizaría como un delito insultar o hacer un “escrache” a una persona concreta (pues se ha pasado a un “hecho” a una actuación real, contra alguien que existe)

La sugerencia es que mires, observes, colabora -quizá- con organizaciones de expertos en leyes que promueven la libertad de expresión y por tanto son partidarios de reformular o derogar las denominadas “Leyes contra el discurso de odio y por la igualdad”; ¡que penosa forma de re-editar la censura!

Un cordial saludo y ¡muchos éxitos!,

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