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12/19/2022 / José Quintás Alonso

¿Volver al pasado? ¡Y que te den!

Le veo y pienso: «Una persona con estilo». Tranquilo y amplia sonrisa. Camiseta informal y pantalones pitillo que dejan ver unas zapatillas de marca. No es alguien que vaya enjoyado y mantiene el móvil en silencio. Forma parte de un gabinete de profesionales que, con altibajos, tiene una buena cartera de clientes y, sin estar agobiados, detrás de un proyecto viene otro. Vive solo y su profesión, el deporte, viajar y cultivar las amistades parece que son sus principales actividades; tiempo, dinero y estilo. Un mes hace una escapada a Manaslu, otro abre el piso a la fiesta de la Gamba Roja de Denia (¡que ya es tradición!), tiene un velero de 6 metros. Pero no es el dinero; sabe estar y también se adapta; por ejemplo, es anticapitalista convencido (parece ser que su gato British Shorthair también es anticapitalista). Bruno me mata, pero es mi amigo.

Y va y me dice:

—En fin, personalmente creo que soy de naturaleza pacífica, me gusta dejar que vivan y quiero que me dejen vivir; pero conozco las emociones que me invaden cuando pienso: «Esto no es correcto», y es que no me gusta que me pongan la bota nazi, la bota izquierdista, la bota antifa, la bota pueblo, la bota «mayoría-democrática-y-esto-es-lo-que-hay-en-exclusiva», la bota «tengo más-recursos-y-por-eso-tengo-la-razón»… en el cuello. Este tipo de botas me caen fatal, y a la que te descuidas, ya están los amantes secretos del pogromo en acción.

—Tampoco a mí me agradan.

—Creo que soy sencillo. Mi elección actual: prefiero subir montañas, intentar sacar adelante los proyectos (familiares, de trabajo, de ocio…) y vivir 90 años que vivir 30 años intentando cazar conejos, adecentar la cueva y afilar las armas arrojadizas que pudiera y supiera fabricar. Es decir, aspiro a la máxima libertad individual dentro de la sociedad en la que estoy inserto. (Sube el tono y me mira fijamente). ¿Tan difícil es de entender? ¡Me tienen hasta el culo!

—¿Me he perdido algo?

—¡Que en una época en la que se puede elegir el género (sea lo que sea) es una contradicción que no se pueda elegir el hospital o la escuela públicos: te los asignan! Ojo a la botavara y caza el cabo.

—Bueno, eso es un hecho; quizá tiene que ver con la falta de imaginación. A propósito, he construido una relación, una lista, a ver si se te ocurre algo más; intento responder a la pregunta: ¿por qué y para qué se dedican miles de personas a la política en España? Leo:

  1. Es la actividad que da sentido a sus vidas.
  2. Por generosidad, mejorar las condiciones de los que peor están.
  3. Para combatir el propio aburrimiento.[1]
  4. Velar por el bien común.
  5. Las presiones familiares, del grupo de amigos…
  6. Deseo de dominio, mandar sobre los demás.
  7. Defender sus ideas sociales, económicas…
  8. Interés económico.
  9. Ascenso en la escala social.
  10. Deseo de destacar, salir en los medios…
  11. Hacer el bien, acercarse más a lo que denominan justicia social, sea lo que sea.
  12. Compartir su patrimonio.
  13. Ampliar las libertades.
  14. Formar parte de un proyecto ilusionante.
  15. El apoyo que le brinda el poderoso lobby.

—¿Y a quién le importa? Cada uno tiene sus motivos. Parece que te pagaran por hacerte preguntas improductivas. Se dedican y punto. Siente la brisa y el olor del mar.

—Me estoy mareando con tanta olita.

—Por leer chorradas.

Con estas y otras, más pronto que tarde llegamos a puerto; atracamos, bajamos y nos encontramos a un colega. Después del intercambio de saludos y de un poco de charreta, intercambiamos unos golpes de esgrima.

—Hemos creado cosas, conceptos porque nos ayudan, ¿estáis de acuerdo?

—No se precisa que ayuden a todos.

—Por supuesto, se precisa que ayude a alguien, a un público, a unos familiares, amigos, unos clientes.

—Y aparecen las marcas. ¿Cuál es su utilidad?

—Abreviar, aligerar el proceso de compra… La marca es sinónimo de una serie de características que señalan los expertos, el marketing, la publicidad…

—Pero una marca puede ganar cualidades o perderlas.

—Por supuesto, se puede seguir comprando por la marca que NO es lo que era.

—Pero eso es un engaño.

—Tus compras lo que deseas…

—Si te siguieran comprando un coche marca A por su cualidad Z (hoy disminuida por la sustitución de un componente clave), tú, como director de la marca, ¿invertirías medios de la empresa para decir que la cualidad que deben buscar no es la Z, sino la X?

—No, potenciaría la publicidad de la X en mi marca.

—Exacto.

—Mucha gente tiene fidelidad a unas marcas concretas; en fin, cambiar por cambiar no es mayoritario. Si me va bien con este producto, pues sigo con él.

—Fabricamos cosas, pues son útiles a alguien. Si solamente hay UN tipo de coche con esa palabra, ya nos vale, pero si hay varios fabricantes que hacen varios coches cada uno, necesitamos marcas y números de serie. No se trabaja en balde.

—Hay quien habla hoy, en los inicios del siglo xxi, de capitalismo y socialismo como si fueran conceptos eternos e inmutables. Nada más lejos de la realidad.

—Parece que el concepto de capitalismo surge en el siglo xviii o xix y la palabra socialismo parece que se empleó por vez primera en el xviii: las creaciones tienen un lugar en el tiempo y una localización espacial.

—El tiempo pasa y las palabras básicas no han cambiado, pero la realidad sí.

—Por eso se añaden adjetivos a los sustantivos. No hay un solo socialismo: economía de mercado socialista, socialismo de mercado, etc.; como no hay un solo capitalismo: Estado del bienestar, Estado del bienestar en Europa.

—Necesitamos palabras nuevas para situaciones y conceptos nuevos; de lo contrario, estaremos evocando al pasado continuamente.


[1] «No queremos un mundo en el que la garantía de no morir de hambre equivalga al riesgo de morir de aburrimiento» (Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones, Raoul Vaneigem).

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