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01/14/2016 / José Quintás Alonso

¿Qué base puedo tomar para oponerme?

Parafraseando a Richard Rorty (“Por azar doy con una isla dónde hay un millón de personas que gustan de comer a quienes nunca comieron a algún otro, por tanto gustan de comerme a mí, que no soy caníbal. Ellos son tanto más felices si me comen; pero yo no soy igualmente feliz. Es mi felicidad individual contra la de un millón. ¿Qué base puedo tomar para oponerme?.”) , planteo el siguiente ejercicio:

“Nazco en un país dónde hay elecciones y hay una mayoría que ve al resto como sujetos que deben de tener menos derechos; por ejemplo,

  1. Si son denunciados, no se les presupone la inocencia, si no la culpabilidad (debiendo demostrar que son inocentes)
  2. Si cometen una falta son castigados más severamente, con penas más graves.

Ellos son tanto más felices si  mantienen como inferior a los que catalogan de ese modo; pero yo no soy igualmente feliz. Es mi felicidad individual contra la de la mayoría que, obviamente, utiliza el poder del Estado. ¿Qué base puedo tomar para oponerme?.”

Cuando estoy con estas reflexiones, veo y escucho a Prado Esteban en este video que pienso debe contemplarse con detenimiento.

La pregunta sigue en pie: ¿Qué base puedo tomar para oponerme?

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