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10/25/2018 / José Quintás Alonso

Espigüete

El Espigüete es uno de los grandes, pasa de los 2.400 metros y hay unos 1.100 de desnivel; es muy diferente con nieve o sin nieve, pero, en cualquier caso y además de un reto, es una preciosa montaña que se muestra blanca, por calcarea, y aislada.

La primera vez que lo vi, iba hacia Cardaño de Arriba para llegarme a la Laguna de las Lomas; había nieve abundante y me quedé enamorado de su estampa.

Con nieve es otra historia. Hay personas que hacen la subida, con los esquis a la espalda…y luego bajan por una u otra «NO pista» ¿supernegra? haciendo alguna «z». En fin, … Se que ellos/as están en otra Liga ; sin nieve, Manuel Merillas sube y baja en menos de hora y media; bueno, él y otras personas se hacen  los tres kilómetros verticales (Espigüete, Curavacas y Murcia) en una jornada.

Mi realidad es otra.

Desde la primera vez que vi el Espigüte, habrán pasado unos 8 años y el pasado 20-10-2018, con René (GEA) como guía, teníamos ese objetivo. Hay una variedad de rutas: la Norte (bastante expuesta), seguir la arista (con su sube y baja), la Sur (la más fácil, con pesaditos tramos de pedrera en la subida -que se intentan evitar-). ¿Y el día?. No hay avisos de lluvia, hace viento y las nubes pasan deprisa, pero hay bastantes y, en el tiempo que lo miramos, algunas se quedan enganchadas en la cima.

Pillamos la opción Sur.

En Cardaño de Abajo había un grupo de cazadores, como unos 20 y parece que no íbamos encontrarnos; también vimos a  tres personas -dos chicos y una chica- que iban a acometer la subida, por la Sur, pero a través del penúltimo espolón que requiere escalar; allí tenían sus cascos, los 60 metros y el material necesario.

Y comenzamos. Después de 45 minutos de subida, luce bien con su boina.

Poco hay que decir; vamos subiendo y se gana altura rápidamente, la pendiente es fuerte, seguramente hay tramos de más de 55 grados. Arrimados a las peñas, intentamos salvar la pedrera y el terreno descompuesto…aguantamos el viento y jugamos a poner y quitar capas, según las circunstancias. Vemos la nube pinchada en la cima o no, depende del viento que las trae, las quita y las repone.

Vemos que los tres que iban a acometerla utilizando escalada, se han sentado y pensamos que están evaluando la situación y dejando pasar algo de tiempo a ver como evoluciona el viento y las nubes.

Un par de horas más tarde, al llegar al último collado oímos voces por nuestra derecha y eso significa que hay alguien que ha subido por la arista; aún no han llegado al collado. Cuando comenzaron: limpio… hace bastante tiempo caminan entre la nube.

Y hacemos cima.

En 10 minutos iniciamos el descenso.

Nos encontramos con los tres del comienzo que decidieron seguir nuestro camino, pues la cosa de escalar con ratos de nube y viento fuerte…no

La bajada es muy física; ahora se busca la pedrera para avanzar rápidamente y, como se ve en el track, son los tramos no coincidentes. Pero aún con todo, repito, es muy física pues la pendiente es pronunciada y no hay zetas grandes. Requieren rodillas y cuadriceps -entre otros- en un estado razonable.

Ya abajo nos encontramos con dos personas encargadas de seguir a los perros de caza que estaban observando a tres lebreles que seguían un rastro, pero -según nos comentaron, al revés, nunca había pensado yo, que pudiera darse esa posibilidad.

La ID de wikiloc es 29911908; Comete un pequeño error al estimar la altura del Espigüete, pero el desnivel es ese o quizás unas decenas de metros más. Para dar una idea de como influyen los diversos factores, diré que la velocidad media de subida fue de 1,51 km/h, mientras que la del Mulhacen desde la hoya del Portillo (más kilómetros y más desnivel; realizada con 15 días de diferencias -ID:29031289 ) fue de 3,43 km/hora. ¿Qué factores?; por ejemplo, pendiente, terreno, clima…

En puente Agudin comimos bocadillo de tortilla y una ensalada… rico, rico; tienen fotografias de la zona, con nieve, muy,muy buenas.

Había subido al Curavacas en 2016 y recuerdo ese día…pero, para mi, el Espigüete es diferente. Diferente. Las dos son montañas que recuerdo y recordaré, no las únicas, pero ellas estarán ahí…en algunas posiciones de mi memoria.

Estoy bien en la montaña.

 

 

 

 

 

 

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